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El plomo y las plumas

A principios de este mes de octubre se celebró el Día Mundial de las Aves, con este motivo en diversos puntos de España se realizaron actividades educativas y muy interesantes como cursos, charlas, talleres de interpretación de cantos, excursiones guiadas para la observación de distintas especies, etc.

Lamentablemente, esos mismos días también fue necesario realizar actividades como “la búsqueda de perdigones”, y es que cada año mueren miles de aves envenenadas por el plomo que contienen estos proyectiles. Esto es lo que se conoce como plumbismo.

Las aves más afectadas por este problema son las acuáticas, pero el plumbismo extiende sus efectos a aves rapaces, mamíferos (incluido el hombre), e incluso se pueden dar casos en especies en peligro de extinción.

El problema del plumbismo es sencillo, las aves ingieren los perdigones voluntariamente, al confundirlos con las pequeñas piedrecitas que retienen en la molleja y que les ayudan a digerir el alimento. El plomo que contienen, es un metal pesado muy tóxico que se acumula en su organismo, provoca fallos neuronales y digestivos, tras varios días las aves mueren, pero aquí no terminan los efectos de la intoxicación. El plomo se acumula a lo largo de la cadena trófica, y si otro animal depreda o ingiere el cadáver de un ave.

Intoxicada, acumulará el plomo que ésta contenía, de esta forma, el plomo se “transporta” en los seres vivos, causando los mismos daños con distinto grado de gravedad dependiendo del tamaño y características del animal al que intoxique.

Para acabar con esta situación se plantean diversas soluciones, las medidas correctoras se centran en la recogida de cadáveres y en la labranza del terreno para disminuir la accesibilidad de los perdigones. Por otro lado, las medidas preventivas, las que son realmente útiles, deberían pasar por una verdadera restricción de las zonas de caza y el cambio del plomo por otros elementos no tóxicos para fabricación de perdigones.

 

isa: Ingeniera técnica agrícola y licenciada en ciencias ambientales por la Universidad de Salamanca. En busca de una vida más sostenible.
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