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Chicles, mala educación y artistas

No sé a vosotros, pero mis padres siempre me advertían para que tuviese cuidado cuando comía chicle porque si me lo tragaba se me pegaría a las paredes del estómago. La verdad es que nunca quise comprobarlo, así no sé qué es lo que pasa cuando te tragas un chicle, lo que sí que se sabe es que en las aceras se pegan, y mucho.

Caminando por la calle, sobretodo cerca de quioscos, podéis ver las marcas que quedan en el suelo por los chicles que se han ido tirando a lo largo del tiempo. Para los equipos de limpieza resulta muy difícil quitarlos y para los viandantes es muy desagradable notar que llevan algo pegado a la suela del zapato.Un síntoma de mala educación e incivismo que no debería existir, no cuesta nada buscar una papelera para tirar el chicle, en caso de no encontrar un lugar adecuado para tirarlo siempre queda la opción de envolverlo en un papel hasta llegar a casa.

Por suerte en este mundo hay gente para todo, incluso los que ven posibilidades de crear arte en los lugares más extraños, como por ejemplo un chicle tirado en la calle, es el caso de Ben Wilson que lleva años decorando lo que otros han tirado sin tener en cuenta que el medio ambiente es de todos y debe ser respetado.

Este artista primero utiliza un soplete que ablanda la goma y después pinta con mucho cuidado con pinturas acrílicas. Su principal lugar de trabajo son las calles de Londres aunque su obra también ha sido llevada a exposiciones.

Esperemos que poco a poco Ben tenga que buscar otros lienzos para expresar su arte.

En las imágenes podéis ver algunas de sus obras.

 


isa: Ingeniera técnica agrícola y licenciada en ciencias ambientales por la Universidad de Salamanca. En busca de una vida más sostenible.
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